Cita de Hoy

"El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones" Winston Churchill


"Lo que hemos hecho por nosotros mismos solamente se muere con nosotros; lo que hemos hecho por otros y el mundo permanece y es inmortal". Albert Pike

jueves, 6 de octubre de 2011

Aniversario Luctuoso del Dr. Belisario Domínguez Palencia


No cabe duda que hablar del Dr. Belisario Domínguez Palencia es hablar de un hombre a cabalidad, con una total congruencia entre sus actos y sus dichos, desde su apoyo a los pobres en su Botica "La Fraternidad", hasta su incansable compromiso con México, como lo demostró en su constante crítica al gobierno del General Victoriano Huerta, a sabiendas de que esto le costaría la vida, como lo plazmó en sendos discursos los cuales nunca vieron la luz en la tribuna para la que fueron redactados, sin embargo fueron conocidos y la voz de su autor enmudecida por la brutalidad de un estado dirigido por un idividuo enloquecido por el poder, como hace con aquellos hombres que no tienen la fuerza, la inteligencia ni mucho menos el temple para controlarlo y conocer que no sólo es etereo, sino efímero, pues sólo le pertenece al pueblo. pues de él emana.

Conmemoraremos pues un año más del aquel 7 de Octubre de 1913 cuando fuer martirizado y asesinado cobardemente por los sicarios de Huerta, el Senado, el Congreso de la Unión en su conjunto deberia estar de luto, pues pocos hombres como él, muy pocos, han pisado ese recinto, que hoy lo han convertido en una burla para México, sino bastaba ver ayer a los Diputados en la sesión para la elección de los Consejeros Electorales, una pena, echados cuales vacas en sus curules, jugando con su ipad legislativa, incapaces de reflexionar, incapaces de nada, bueno capaces de cobrar y sobarse las manos por la próxima elección a ver que les toca.

Ahora que innauguraron la nueva sede del Senado, salieron corriendo cuales liebres a ocuparla, pero se les olvido la estatua del Dr. Belisario, desconozco su en el plano original del edificio incluyeron un lugar donde ubicarlo, o talvez esra la oportunidad de deshacerce del único símbolo cuyo dedo acusador no les permitía ingresar con la frente en alto, sin embargo hubo quien si se acordo y con un punto de acuerdo del 7 de Octubre de 2010 se concuyó se abriría una convocatoria para que escultores presentaran sus propuestas y la ganadora sería instalada en el Jardín colindante, ya que no hay lugar en áreas prioritarias, o almenos eso parece, este punto de acuerdo fue propuesto por nada más y nada menos que por la Senadora María Rojo, de lo que siguio no tengo idea, pero habría que preguntarle a nuestros senadores, los chiapanecos claro, como va su cabildeo, como va su defensa para elegirle un lugar digno, o a lo mejor nos estan preparando la sorpresa, en fin ya veremos.

Finalmente quiero dejar en estas páginas la transcripción de aquel discurso no leido pero si difundido que le costo la vida a nuestro procer, y es que finalmente su contenido es invaluable y ha sido capaz de trascender en el tiempo y sigue, tristemente, tan actual como cuando fue escrito.
Vallan pues sus palabras, siempre más poderosas que las mias.

Señores senadores:

Todos vosotros habéis leído con profundo interés el informe presentado por don Victoriano Huerta ante el Congreso de la Unión el 16 del presente.

Indudablemente, señores senadores, que lo mismo que a mí, os ha llenado de indignación el cúmulo de falsedades que encierra ese documento. ¿A quién se pretende engañar, señores? ¿Al Congreso de la Unión? No, señores, todos sus miembros son hombres ilustrados que se ocupan en política, que están al corriente de los sucesos del país y que no pueden ser engañados sobre el particular. Se pretende engañar a la nación mexicana, a esa patria que confiando en vuestra honradez y vuestro valor, ha puesto en vuestras manos sus más caros intereses.

¿Qué debe hacer en este caso la representación nacional?

Corresponder a la confianza con que la patria la ha honrado, decirle la verdad y no dejarla caer en el abismo que se abre a sus pies.

La verdad es ésta: durante el gobierno de don Victoriano Huerta, no solamente no se hizo nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la República, es infinitamente peor que antes: la Revolución se ha extendido en casi todos los estados; muchas naciones, antes buenas amigas de México, rehúsanse a reconocer su gobierno, por ilegal; nuestra moneda encuéntrase depreciada en el extranjero; nuestro crédito en agonía; la prensa de la República amordazada, o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemáticamente la verdad; nuestros campos abandonados; muchos pueblos arrasados y, por último, el hambre y la miseria en todas sus formas, amenazan extenderse rápidamente en toda la superficie de nuestra infortunada patria.

¿A qué se debe tan triste situación?

Primero, y antes de todo, a que el pueblo mexicano no puede resignarse a tener por Presidente de la República a don Victoriano Huerta, al soldado que se apoderó del poder por medio de la traición y cuyo primer acto al subir a la presidencia fue asesinar cobardemente al presidente y vicepresidente legalmente ungidos por el voto popular; habiendo sido el primero de éstos, quien colmó de ascensos, honores y distinciones a don Victoriano Huerta y habiendo sido él, igualmente, a quien don Victoriano Huerta juró públicamente lealtad y fidelidad inquebrantables.

Y segundo, se debe esta triste situación a los medios que Victoriano Huerta se ha propuesto emplear, para conseguir la pacificación. Estos medios ya sabéis cuáles han sido: únicamente muerte y exterminio para todos los hombres, familias y pueblos que no simpaticen con su gobierno.

"La paz se hará cueste lo que cueste", ha dicho don Victoriano Huerta. ¿Habéis profundizado, señores senadores, lo que significan esas palabras en el criterio egoísta y feroz de don Victoriano Huerta? Estas palabras significan que don Victoriano Huerta está dispuesto a derramar toda la sangre mexicana, a cubrir de cadáveres todo el territorio nacional, a convertir en una inmensa ruina toda la extensión de nuestra patria, con tal de que él no abandone la presidencia, ni derrame una sola gota de su propia sangre.

En su loco afán de conservar la presidencia, don Victoriano Huerta está cometiendo otra infamia; está provocando con el pueblo de Estados Unidos de América un conflicto internacional en el que, si llegara a resolverse por las armas, irían estoicamente a dar y a encontrar la muerte todos los mexicanos sobrevivientes a las amenazas de don Victoriano Huerta, todos, menos don Victoriano Huerta, ni don Aureliano Blanquet, porque esos desgraciados están manchados con el estigma de la traición, y el pueblo y el ejército los repudiarían, llegado el caso.

Esa es, en resumen, la triste realidad. Para los espíritus débiles parece que nuestra ruina es inevitable, porque don Victoriano Huerta se ha adueñado tanto del poder, que para asegurar el triunfo de su candidatura a la Presidencia de la República, en la parodia de elecciones anunciadas para el 26 de octubre próximo, no han vacilado en violar la soberanía de la mayor parte de los estados, quitando a los gobernadores constitucionales e imponiendo gobernadores militares que se encargarán de burlar a los pueblos por medio de farsas ridículas y criminales.

Sin embargo, señores, un supremo esfuerzo puede salvarlo todo. Cumpla con su deber la representación nacional y la patria está salvada y volverá a florecer más grande, más unida y más hermosa que nunca.

La representación nacional debe deponer de la presidencia de la República a don Victoriano Huerta por ser él contra quien protestan con mucha razón todos nuestros hermanos alzados en armas y de consiguiente, por ser él quien menos puede llevar a efecto la pacificación, supremo anhelo de todos los mexicanos.

Me diréis, señores, que la tentativa es peligrosa porque don Victoriano Huerta es un soldado sanguinario y feroz, que asesina sin vacilación ni escrúpulo a todo aquél que le sirve de obstáculo. ¡No importa, señores! La patria os exige que cumpláis con vuestro deber, aun con el peligro y aun con la seguridad de perder la existencia. Si en vuestra ansiedad de volver a ver reina la paz en la República os habéis equivocado, habéis creído en las palabras falaces de un hombre que os ofreció pacificar a la nación en dos meses y le habéis nombrado presidente de la República, hoy que veis claramente que éste hombre es un impostor inepto y malvado, que lleva a la patria con toda velocidad hacia la ruina, ¿dejaréis por temor a la muerte que continúe en el poder?

Penetrad en vosotros mismos, señores, y resolved esta pregunta: ¿Qué se diría a la tripulación de un gran navío que en la más violenta tempestad y en un mar proceloso, nombrara piloto a un carnicero que, sin ningún conocimiento náutico navegara por primera vez y no tuviera más recomendación que la de haber traicionado y asesinado al capitán del barco?

Vuestro deber es imprescindible, señores, y la patria espera de vosotros que sabréis cumplirlo.

Cumpliendo ese primer deber, será fácil a la representación nacional cumplir con los otros que de él se derivan, solicitándose enseguida de todos los jefes revolucionarios que cesen toda hostilidad y nombren sus delegados para que de común acuerdo, elijan al presidente que deba convocar a elecciones presidenciales y cuidar que éstas se efectúen con toda legalidad.

El mundo está pendiente de vosotros, señores miembros del Congreso Nacional Mexicano, y la patria espera que la honraréis ante el mundo, evitándole la vergüenza de tener por primer mandatario a un traidor y asesino.



Dr. Belisario Domínguez
Senador por el estado de Chiapas
17 de septiembre de 1913

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