Cita de Hoy

"El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones" Winston Churchill


"Lo que hemos hecho por nosotros mismos solamente se muere con nosotros; lo que hemos hecho por otros y el mundo permanece y es inmortal". Albert Pike

sábado, 12 de noviembre de 2011

Deuda de Estado



En este escenario de eminente crisis económica internacional encabezada por los países europeos y que, en mayor o menor medida, tocará suelos mexicanos y bolsillos obviamente, habría que hacer algunas consideraciones entorno a las propias políticas públicas ejercidas por los gobiernos nacionales y es que en los últimos años el modelo globalizador ha instaurado una tendencia global, que se traduce en “ A mayor gasto público, mayor nivel de bienestar”, lo cual implicó durante mucho tiempo que el Estado debería gastar más y con ello el nivel de desarrollo interno sería mayor, sin embargo este incremento desmesurado en el gasto público ha generado una presión excesiva en los gobiernos, ya que han terminado por gastar más de lo que son capaces de pagar y esto ha con llevado a una problemática de gobiernos casi en banca rota por su alto nivel de deuda pública, Grecia y ahora sumémosle Italia.

Sin embargo este ejercicio no es una actividad propia de los europeos, no, aquí también se cuecen habas, pues vemos gobiernos estatales y municipales altamente endeudados por esta libertad que el mercado económico global les da para adquirir compromisos de deuda sin el menor freno o tope de acuerdo a su propia capacidad de pago.

Pero esta tendencia, peligrosa por cierto, no es nueva y surge por este paradigma del Estado Asistencialista, en donde el gobierno se establece como el motor de la economía nacional utilizando el gasto público para destinarlo a programas asistenciales, muchos de los cuales son realizados a fondo perdido y no como producto de una estrategia de inversión social a mediano y largo plazo, es decir, buscando el retorno de inversión que debería traducirse en mayores niveles de bienestar y auto sustentabilidad de los diversos sectores a los cuales dichos programas van enfocados, un programa asistencial de éxito debería poder generar resultados en un periodo de tiempo determinado y desaparecer, dejando el funcionamiento natural del sector apoyado por la propia inercia que debió generar el programa desde su inicio.

La eternización de dichos programas infieren entonces su ineficacia y generan presión excesiva a las arcas del estado lo que provoca que el presupuesto que se requiere para atender los servicios básicos de la población se vea disminuido y por tanto el estado requiera de solicitar créditos para continuar con su labor básica, la cual fue mermada en pro de dichos programas de tendencia popular o populista según sea el caso.

Pero como no podemos decir sin sustento aquí vienen las cifras, si mis amigos, estadísticas y números ni modo así es esto de la economía,:

Datos ofrecidos por la Asociación Civil Gestión Social y Cooperación (GESOC), publicadas tanto en su sitio web, www.gesoc.org.mx, así como en el Universal, http://www.gesoc.org.mx y el Economista, http://eleconomista.com.mx/sociedad/2011/11/07/opacos-53-programas-sociales-federales.

1. 70 de los 132 programas públicos de subsidio y servicios federales -53% del total- a los que se destinaron en el presente año 84,159 millones 576,535 pesos “son opacos” y no es posible “valorar su rentabilidad social”.

2. 80% de los programas de subsidio y prestación de servicios, (39%) del presupuesto del 2011, está bajo una de las siguientes condiciones: a) no se puede estimar su rentabilidad social debido a su opacidad, o b) no tienen posibilidad alguna de resolver el problema social que abordan debido a la dispersión programática y presupuestaria que presentan.

3. De los 62 programas evaluados 35 reportaron una “alta dispersión” de la política social federal para atender los problemas relevantes; siete, un nivel de rentabilidad social “optimo”; nueve, un nivel de “alto potencial”; siete, un nivel “mejorable”, y cuatro, un nivel “escaso”. De 70 no se pudo establecer evaluación alguna porque representan “la caja negra” de la gestión pública federal.

4. 31 de los 132 programas (23%) no reportan ningún avance en sus indicadores.

5. 22 (17%) no identifican a la población a la que se dirigen, aunque sí reportan avance en sus indicadores, y 17 (13%) son “los más opacos entre los opacos”.

Derivado de estas cifras podemos hacer un concienzudo análisis costo – beneficio, el costo poco más de 84 mil millones de pesos, el beneficio………. (Ambiéntese con sonido gradual de grillos en una noche de primavera sin fumigación previa).

En pocas palabras si 84 mil millones de pesos no fueron suficientes para arrancar el motor del desarrollo pude ser por una de dos razones o ya se desvíelo el motor o están inyectando el combustible donde va el aceite.

La cuestión es que esta mala inversión, si podemos llamarla así, genera una falta de recursos públicos para a tender las, insisto, funciones básicas del Estado en sus tres niveles y formas, por lo que muchas veces requieren para atenderlas, la necesidad de acudir a la ventanilla bancaria más cercana, hablar con ejecutivo, firmar los contratos, recibir la paga y a pagar se ha dicho, y luego vienen los intereses y más intereses y a pagar más y de repente ya no hay luz en las calles, aparecen los baches, las fugas de agua, menos policías, en sacrificio para pagar lo que en un principio pareció una buena idea.

Lo más preocupante es que tenemos los ejemplos a la luz pública internacional de las consecuencias de este tipo de políticas y ahí seguimos, alguien me decía hace poco, -para que mirar al exterior si aquí tenemos todo—bueno mirar al exterior es aprender de la historia pasada y actual para no cometer los mismos errores, pero también para medir el grado en el que te encuentras, en el pasado México era el referente internacional a nivel Latinoamérica hoy, los países europeos miran hacia el sur donde Brasil aparece como el gran rescatador financiero, además de China, que son finalmente ejemplo de programas adecuados de inversión pública, claro adecuadas a su realidad y potencialidades, cosa que aquí hemos pasado por alto.

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